miércoles, 3 de julio de 2013

Morir sin hacer ruido

"La muerte es una quimera: porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existo yo."  Epicuro de samos




            Siempre he considerado que la discreción es una virtud muy importante en la vida, pero creo que aún más es una virtud en la muerte. Para los que pasamos por la vida de puntillas sin apenas hacer ruido y con el mínimo afán de protagonismo; el día de nuestro óbito nos podrá el pudor y el decoro. Sin hacer ruido, dignamente, tal vez con los deberes hechos y alguna tarea inacabada de esas que siempre quedan para mañana. Cuando cierre los ojos a luz espero tener a mi lado alguien que me los cierre definitivamente y de paso a eso que se llama el descanso eterno.

           No me entristece la muerte más que otros momentos de la vida, tal vez un poco más  por lo que me ha arrebatado y posiblemente por lo que la mía pueda arrebatar. Seguirán mares, lagos, árboles, montañas y ríos; y de alguna manera mi esencia de materia se extenderá en todo y en nada entre ellos. No espero un más allá como al nacer tampoco esperé el más acá, vine por causalidad que no por casualidad. Y con saco de porqués a los que aún no tengo respuesta, mis dudas no son existencialistas puesto que mi yo no tiene ego, me carga el engolamiento de los pretenciosos que como pequeños napoleones buscan su pequeño imperio de falsos aduladores, como dijo el sabio al fin y al cabo la muerte nos iguala a todos. Si quiero vivir es por el aprender y el aprehender, por el saber, por el pensar, y aunque no sabría como definirlo por el sentir de todos y cada uno de los átomos y moléculas que componen ese universo personal que todos nos creamos. Por el sentir de toda esa química que mueve mis adentros, cuando he amado lo he hecho con intensidad, con pasión, sin miedos, sin orgullos, cuando he herido lo he hecho con rabia, con arrepentimiento y sin perdón. Y cuando llegue el momento me iré sin rencor en paz con la cabeza alta y la mirada triste. No hay miedo a la muerte porque el no ser no puede tener temores y el ser que yo poseo tiene otras aspiraciones. Quiero exhalar aire puro en esos 21 gramos que pesa mi alma, quiero decir te quiero y adiós a los que realmente amo y seguro que me iré despacito agarrado a lo me quede de vida y dándome la vuelta por si acaso la naturaleza me bendice con poder volver atrás antes de llegar a atravesar el túnel.

            No me gusta vivir como si no hubiera un mañana, porque nunca me ha preocupado el mañana, vivir sin futuro es vivir en presente que es el único tiempo que de existir algún tiempo existe. Yo soy, pero jamás seré, porque si llegase ese seré no seré consciente de ello hasta que sea en ese mismo instante. Morir me dolerá menos que nacer porque me iré con una sonrisa en los labios por todas las pequeñas cosas que han llenado mi vida. Por eso cada día que pasa vivo un poco menos y muero un poco más, así muriendo despacito como quien no quiere la cosa me iré ese último día como si hubiera sido el primero con una larga noche de cielo limpio y lleno de estrellas.

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