jueves, 6 de junio de 2013

En el mundo de los necios el necio es el rey

Ramón y Cajal dijo “se conocen infinitas clases de necios; la más deplorable es la de los parlanchines empeñados en demostrar que tienen  talento”.

Nunca he estado de más de acuerdo con una frase, de las infinitas clases me quedo con las dos más destructivas; la primera la definiría como “el/la cenutrio/a” personaje de ideas preconcebidas, muy dogmático, nada flexible, que sólo escucha su verdad, carente de autocrítica, que sobrevive de la educación de los demás, a los que en su parecer disfruta humillando. Es el típico que se cree especial y en su arrogancia falta al respeto a las personas que le toleran por que tienen más educación que nuestro trasnochado personaje. Su vanidad  extrema le lleva a creerse un intelectual, que su saber superior le aleja de lo mundano; pero sus dimes y diretes y sus actos le convierten en todo su espectro en un cenutrio y me atrevería a decir que en un alcornoque. Cuando se aprende el discurso del día lo repite hasta la saciedad porque cree que su “genialidad” es digna de ser plasmada, en los cerebros de los que le sufren, a martillo y cincel.  Como final es aquel que se mira al espejo vestido de harapos y ve la imagen de un rey enjoyado y coronado.

La segunda clase es “la del quiero y no puedo, a pesar de mi dinero” se podría definir como “el/la botarate”.Personaje que gasta ingentes cantidades de dinero en ropajes carísimos buscando una clase de la que carece, se considera inteligente y muy progresista sobre todo enfoca su real disciplencia disfrazada de benevolencia a favor de los más necesitados; total hipocresía. Es un personaje que se cree culto, porque lee algún libro al mes, delicado y de dicción refinada, pero basta rascar un poco el barniz para que la necedad brote como un geiser en erupción, su delicadeza es la de la ortiga y su refinamiento verbal similar al de la “caricia” de una mofeta. Sus palabras son razones y verdades absolutas y por supuesto no admite la crítica. Cuando sabe que ofende o hiere nunca pide disculpas y si tiene la culpa se la echa al del al lado. No sabe, como popularmente se dice, ni freír un huevo. Es una modalidad de necio que se apoya en la podedumbre y en la miseria siempre que las salpicaduras del daño le caigan al vecino; a pesar de que ha sido nuestro necio botarate el que le haya tirado la basura encima. Le fascina ir de superior, de gran hombre o gran mujer.  Su valor es sólo lo que tiene de material puesto que carece de alma y es incapaz de querer a alguien que no sea así mismo. Este tipo de necios suelen morir sin nadie que les diga adiós, orgullosos, dejando como herencia nada más que sus ojos vidriosos.

La pregunta del día es: ¿Qué tipo de necio soy?.

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